En realidad, creo que ya me acostumbré a esa sensación cuando me toca hablar a mi delante de las personas. ¿Vos?
Una de las situaciones que recuerdo a flor de piel y comparto hasta el día de hoy, fue cuando tuve que dar clases en una reconocida academia de Montevideo por intermedio de la empresa donde trabajaba.
La clase iba de 8.30am a 11 horas. Tenía todo pronto, los materiales, la computadora, ya me había contactado con el equipo de la academia para coordinar herramientas de trabajo como ser proyector, pizarra, borradores, lista de estudiantes, etc. Estaba todo en orden. Sólo faltaba ir a dar la clase correspondiente.
Llegué, pasé la lista y comencé a dar hacer la presentación; a las 9am ya había terminado de presentar. Sí, hablé rapidísimo (para que no me preguntaran mucho), casi que sin respirar. Cuando miré la pizarra y vi que el PPT mostraba: «Muchas gracias», entré en pánico. ¿Cómo podía ser? Si yo había planificado una clase de dos horas treinta minutos. En ese momento no me quedó más opción que improvisar, sobre todo porque delante de mí había más de 15 estudiantes mirándome y una responsabilidad que manejar.
Decidí continuar con el programa, o sea, presentar lo que era la segunda clase del programa, y de alguna manera incorporar los conceptos que trabajé aceleradamente en la primer media hora. Por suerte, recuerdo que las 11 horas llegaron, los estudiantes se fueron y me pude sentar a respirar, tomar agua y aflojar los brazos; de lo tensa que estaba no moví los brazos y mi remera estaba transpirada de los nervios que había pasado.
Esa clase fue un antes y un después con respecto a hablar en público para mi, por varias razones: tenía que continuar dando clases, no podía seguir exponiéndome al pánico escénico, mi formación y proyecto de vida me estaban llevando a hablar en público con frecuencia y me tenía que hacer amiga de la situación.
El recurso que encontré fue buscar información sobre el ejercicio de la oratoria y ponerlo en práctica cuando era necesario. Puede sonar cliché, pero el secreto es que no hay secreto: el miedo a hablar en público, sólo se cura hablando el público.
¿Quién no sintió vergüenza, olvido circunstancial, estrés? Hablar en público genera todo eso y hasta algunas personas somatizan a tal punto que terminan con cuadros de vómitos y dolores estomacales.
Lo que no contemplamos cuando hablamos en público, es que somos nosotros los que tenemos las riendas de la situación y que podemos llevar esa instancia adelante de manera cómoda aplicando algunos cambios en nuestro comportamiento al encarar esas instancias; además el público también tiene pánico de que hagamos preguntas que no sepan contestar o que generemos escenarios de exposición al ridiculo.
Estos son los cambios que yo apliqué y que uso hoy en día para evitar los nervios; los comparto como #growingtips que pueden ser de ayuda para vos!
#growingtip 1 – Respira! Si, inhala, exhala! Nadie te obliga a hablar corriendo. Tomar aire antes y durante tu exposición será de gran colaboración para relajarte.
#growingtip 2 – Estimula la participación del público. Esto hace que tu presentación sea más dinámica a través de preguntas, pide que levanten la mano para responder. Interactúa!
#growingtip 3 – Si te equivocas, no es el fin del mundo. Podés retomar desde el error y continuar hablando: si te olvidaste lo que estabas diciendo, si se te traba la lengua, si se te enredaron los conceptos, el público te puede ayudar. Fallar es parte de mejorar.
#growingtip 4 – Organiza tu discurso! ¿Qué vas a decir? ¿Qué queres decir? ¿Qué tenes que decir? Planificar un hilo conductor para tu exposición evitará que los nervios te hagan olvidar el contenido o que te vayas por las ramas
#growingtip 5 – Ultimo y no menor, confia en vos! Si, en vos! Habrá personas en el público que te acompañarán con la mirada y los gestos, y siempre habrá una cara amable que te va a generar tranquilidad y confianza para seguir.
La próxima vez que tengas que hablar en público, recorda que lo estás haciendo bien y sino, siempre podés mejorar!
Fuente: Artículo inspirado en infografía extraída de: http://www.gestorestalentohumano.com/
Fuente imagen: https://bit.ly/2lPvu0C